Estas navidades me tocó como amiga invisible mi sobrina Mamen y como conoce mi gusto por las labores y por probar con lo más novedoso, me regaló dos madejones de trapillo y un esquema que seguir para hacerme un cesto. Bueno, tejer trapillo es un gustazo y se convierte en un vicio porque tal y como empiezas el cesto, ya lo tienes a medias, ya lo tienes acabado. Mirad lo que he conseguido en dos ratillos este fin de semana
Creo que han quedado monísimos y, como podéis ver,
son muy amplios por dentro.
Éste que véis aquí abajo ya lo tengo con mis cremas y potingues en mi cuarto de baño
Ea, todo recogido.
Me encantan